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Cavitación y ultracavitación: eficacia y contraindicaciones

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Seguramente, alguna vez habrás querido eliminar aquellos rollitos de más, celulitis o cualquier exceso de grasa de tu cuerpo. Te comprometiste con un plan de alimentación, incluso empezaste a ejercitarte y sin embargo, nada cambió.

A pesar de realizar rutinas de ejercicio focalizadas, mejorar nuestros hábitos alimenticios e incluso dejar el tabaco o el alcohol, en algunas ocasiones parece imposible deshacerse de aquellos excesos de grasa.

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Es ahí donde técnicas cómo la cavitación - también conocida cómo cavitación ultrasónica - pueden ser efectivas. Evidentemente, no se trata de ningún tipo de solución milagrosa o sin esfuerzo, sino más bien de un aliado con fundamentos científicos y tecnológicos para conseguir los resultados que queremos obtener.

Si eres de esas personas que no logra deshacerse de los excesos de grasa abdominal y está considerando una alternativa menos abrasiva y más sencilla, entonces la cavitación es para ti. En el siguiente artículo, te contaremos un poco más al respecto.


¿Qué es la cavitación?

La cavitación o ultra cavitación es, en términos sencillos, el uso de tecnología de ultrasonido para ‘romper’ las células de grasa debajo de la piel. Este método no requiere cirugía y es efectivo para reducir y eliminar la celulitis y grasa localizada casi en su totalidad.

El proceso de cavitación es sencillo. Se basa en aplicar presión sobre las células de grasa a través de vibraciones ultrasónicas. Esta presión es tan fuerte que causa el quiebre de estas células y su paso a forma líquida. De esta forma, el cuerpo se deshace de esta a través del orine.

Esto es posible debido a que las células de grasa se trasladan en forma de líquido hacia el hígado. Así, esta técnica se utiliza en conjunto con otros programas de pérdida de peso para remover los excesos de grasa de forma no invasiva. 

No obstante, si bien la efectividad de la ultra cavitación está comprobada científica y empíricamente, es importante destacar que no es un procedimiento irreversible y podríamos volver a nuestro peso previo si no cambiamos nuestros hábitos alimenticios.

¿Cómo funciona la cavitación?

La cavitación ultrasónica utiliza frecuencias de radio y ondas ultrasónicas de baja frecuencia para tonificar el cuerpo. Estas ondas forman una especie de burbuja alrededor de los depósitos de lípidos debajo de nuestra piel. 

Cuando las burbujas explotan, estos depósitos se rompen y se absorben por el sistema linfático. Los depósitos de exceso de grasa se convierten así en glicerol y ácidos grasos libres. Posteriormente, el cuerpo reutiliza el glicerol y elimina los ácidos grasos a través de nuestros desechos.

Considerando que los procedimientos de cavitación se hacen de forma personalizada, no es posible determinar un número de sesiones para que sea efectivo. Sin embargo, un tratamiento estándar debería consistir de 1 a 3 sesiones (con dos semanas entre sesiones). Cada sesión tendrá una duración de 45 a 75 minutos, y los resultados pueden observarse de 6 a 12 semanas.

¿En qué partes del cuerpo es más necesaria o eficiente la ultra cavitación?

Si bien no existe una parte del cuerpo que sea más propensa o vulnerable a la cavitación ultrasónica, recordamos que este procedimiento sirve para eliminar los excesos de grasa focalizada.

En este sentido, las áreas más comunes de aplicación de este tratamiento incluyen el abdomen, los costados, antebrazos, muslos y caderas. Además, es importante señalar que este procedimiento no puede aplicarse en el cuello, la cabeza u otras áreas del cuerpo con muchos huesos.

¿Tiene algún efecto negativo en la salud?

La cavitación ultrasónica sirve para eliminar depósitos de grasa focalizada que son difíciles de eliminar únicamente con ejercicio. No obstante, este procedimiento debe ser complementario con otros programas de pérdida de peso, pues no será efectivo por sí solo. La cavitación sirve para tonificar, contorsionar, y reducir la circunferencia abdominal, así como eliminar la celulitis y grasa adiposa.

En conjunto con esto, es fundamental mantener una alimentación saludable y una dieta baja en calorías, así como realizar ejercicio de forma regular antes, durante y después de llevar a cabo este procedimiento. Así, podrás mantener un mayor control del peso y prevenir enfermedades asociadas al síndrome metabólico o exceso de peso.

Las personas elegibles para realizar este tipo de procedimientos tienen que tener un Índice de Masa Corporal (IMC) de, al menos 18.5 Kg/m2 hasta 24.9 Kg/m2, o presentar un porcentaje elevado de adiposidad alrededor del abdomen.

Por el contrario, mujeres lactantes, personas con menos de 2 cm de pliegues de piel, pacientes con marcapasos u otros implantes de metal, personas con desórdenes de coagulación o tomando medicamentos que afectan la coagulación de la sangre, diabéticos, osteoporóticos, mujeres lactantes o embarazadas e individuos con historial de neoplasias tendrán que evitar este procedimiento.

Con lo anterior, queda en evidencia que, si bien la cavitación puede ser una solución ideal para aquellas personas que necesitan una pequeña ayuda para deshacerse de sus excesos de lípidos, esta debe ser acompañada de dieta y ejercicio para ser realmente efectiva.

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