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Diástasis, una afección con solución

El abdomen es un área fundamental para mantener erguido el cuerpo. Está formado por una serie de músculos que, además de permitir la flexibilidad, protegen los órganos internos. Sin embargo, hay momentos en los que puede haber un desgaste de esta zona por diferentes motivos (embarazo o cambios de peso) y se genera una separación considerable en los llamados “rectos” del abdomen. Es allí cuando se habla de una diástasis, condición temporal que se puede revertir siguiendo una serie de ejercicios.

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La diástasis abdominal no es una afección exclusiva de las mujeres después del embarazo, los hombres también pueden desarrollarla por obesidad, esfuerzo excesivo o problemas congénitos (en los niños es común, pero se cura sola con el paso de los años).

Síntomas de la diástasis

  •       Vientre de aspecto flácido y descolgado

  •       Aparición de bultos al realizar un esfuerzo

  •       Incontinencia urinaria

  •       Prolapsos

  •       Dolor pélvico

  •       Dolor de espala, especialmente en la región lumbar

  •       Problemas digestivos, gases y estreñimiento

  •       Hernias en las vísceras abdominales

Diagnóstico

Si sufres de los síntomas anteriores, es hora de asistir a una consulta con tu médico o con un fisioterapeuta. El diagnóstico se realiza de dos maneras: exploración manual y una ecografía funcional de la pared abdominal. Generalmente con la primera es suficiente. También lo puedes hacer en casa: acuéstate boca arriba, flexiona las rodillas y apoya las plantas de los pies, realiza un pequeño abdominal, palpa la zona de los rectos y siente si hay una separación entre ellos de más de dos dedos. Recuerda que siempre es recomendable corroborar el diagnóstico con un especialista que te guiará hacia la completa recuperación.

¿Qué tiene que ver la diástasis de rectos con el suelo pélvico?

Durante el embarazo, las mujeres transforman su cuerpo para que el bebé se pueda desarrollar debidamente. El suelo pélvico, donde se apoya el bebé, está formado por una combinación entre el diafragma, la columna lumbar (parte baja de la columna) y la pared abdominal. Después del parto, 66% de las madres presentan diástasis. Mediante la rehabilitación es posible recuperar la estabilidad del core, donde se sitúan los músculos abdominales.

¿Cómo solucionar la diástasis abdominal?

El proceso es largo y requiere de constancia. Los resultados serán favorables siempre y cuando se mantenga una rutina estricta de ejercicios. No se garantiza que se vuelva a la condición original del cuerpo, pero sí una postura bastante aceptable. Los siguientes consejos también previenen que la brecha entre los músculos del recto abdominal se expanda.

  •       Evita hacer abdominales tradicionales: lo primero que se te viene a la mente es tumbarte en el piso y hacer flexiones, pero eso es lo menos recomendable porque solo vas a lograr empeorar tu cuadro. Estos abdominales ponen en riesgo el suelo pélvico y, cuando acabas de pasar por un proceso de parto, lo mejor es realizar ejercicios sin torsiones o impactos.

  •       Ejercita tu core: trabajar el transverso del abdomen (el músculo más profundo del abdomen que evita que las vísceras se muevan de su posición) corrige la distensión de los rectos. Los abdominales hipopresivos son los mejores. Por ejemplo: estira la columna vertebral mediante la elongación de los brazos y la separación de las piernas (una va por delante de la otra). La pierna que se alinea con el rostro está un poco flectada para evitar daños en la lumbar, la otra queda estirada. Mantente en esta posición por varias respiraciones y luego cambia de pierna. Realiza ocho series por cada pierna.

  •       Ejercicio con accesorios: si tienes en casa una pelota suiza / balón / fitball, túmbate boca arriba sobre un mat de yoga, ubica los brazos laterales al cuerpo y sube ambas piernas sobre la pelota. Debes quedar totalmente vertical. Con cada respiración, eleva el abdomen lentamente y al exhalar baja vértebra por vértebra. Repite 10 o 15 veces.

  •       Componentes con resistencia: el uso de bandas elásticas, mancuernas y tobilleras con peso aumentan la resistencia de la faja abdominal. Consigue alguno de estos implementos y, sobre un mat de yoga, ponte a cuatro patas. Si usas banda elástica, estírala desde el pie y sujétala con tu mano. Eleva esa pierna hasta que quede estirada, baja y repite 15 veces por cada pierna. Recuerda mantener la lumbar estirada para evitar que se arquee.

  •       Evita presionar el abdomen: hay muchas prácticas que ejercen presión en el abdomen y las realizamos inconscientemente. Mientras sufras de diástasis, identifícalas y procura no hacerlas. Por ejemplo: aguantar la respiración, levantar peso, pujar al momento de defecar (lleva una dieta alta en fibra para no sufrir de estreñimiento), levantarte de la cama de golpe, sin ponerte de lado antes para balancear los órganos.

Superación de la diástasis

Después de por lo menos nueve meses de haber comenzado los ejercicios, se logra que la separación de los rectos disminuya. Cuando es menor a dos centímetros, la diástasis ha sido superada. Ahora los riesgos de hernia bajan y la apariencia estética es más agradable. La cirugía es la última opción y solo se realiza en casos extremos (cuando la separación es entre cinco y 10 centímetros).

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